No es solo una fuente. Es un símbolo para todo hortalino de pura cepa.
Allá por el año 1914, el ilustre alcalde de Hortaleza D. Eduardo Nuñez Marqués procedía a inaugurar la primera fuente situada en el casco urbano del pueblo y que daría fácil acceso a un recurso tan básico como es el agua. (Hasta entonces los habitantes de Hortaleza tenían que abastecerse de este bien tan preciado acudiendo a manantiales o pozos particulares en el extrarradio, que traían agua del subsuelo.
Tres fuentes daban servicio, por aquel entonces, a los habitantes de Hortaleza:
En la zona este, la conocida como ‘Charca Juana’. Su entorno era bucólico. Grandes árboles que proveían de una sombra fresca en la que descansar y disfrutar de su abrevadero y el sonido del agua cayendo.
En la zona oeste, el llamado ‘Pozo de la Villa’, situado en lo que actualmente es la glorieta de Santos de la Humosa, disponía de un fuerte caudal incluso en temporadas de larga sequía.
En el centro del pueblo, la más conocida de todas, situada en la ‘Plaza de la Fuente’.
Ya de entrada, hay que tener en cuenta la importancia de la misma para que dé nombre al espacio donde se localiza. Era sencilla y robusta. Una fuente de un solo caño y con un buen pilón de base, para proveer de agua al ganado.
Esta fuente fue retirada en los años 60 y reemplazada por otra de fundición, que todavía se conserva.
Pero el gran avance en el abastecimiento de agua, vino de manos de D. Arturo Soria Mata y la ‘Compañía Urbanizadora Madrileña’ quienes fueron los responsables de que el agua de Lozoya llegase a los hortalinos, utilizando los depósitos de la Casa de Máquinas de Ciudad Lineal.
En mayo de 1914 D. Eduardo Nuñez Marques procedió a inaugurar la fuente que, a día de hoy, sigue en el mismo sitio y abasteciendo de agua al distrito de Hortaleza.